Pareciera
que cuando hacemos referencia a la ciencia y la tecnología como procesos
actuales en el desarrollo de la sociedad, caemos en una redundancia de
términos, o categorías que se representan como sinónimos conceptuales. Sin
embargo, en este planteamiento
del problema, no se avanzaría sin comprender que ciencia y
tecnología son dos categorías que difieren conceptualmente aunque
pueden darse y de hecho se dan en la actualidad, en relación dialéctica de su
manifestación social.
Los
grandes cambios que se vienen dando desde la década del 60-finales de los 80
del siglo XX, en la movilización y transformación de las estructuras
reproductivas, cuyo papel se centra en el desarrollo científico y tecnológico,
etapa que algunos científicos reconocen como de nueva economía
o economía del conocimiento, ha cultivado la intención e intelecto de
científicos en el tema conceptual de las ciencia y las tecnologías y su
evolución.
Bibliografía
de obligatoria referencia la constituye el libro
del doctor Jorge Núñez Jover: ¨La ciencia y la tecnología como procesos
sociales. Lo que la educación
científica no debería olvidar ¨.
Para el
autor la conceptualización de ambas categorías debe iniciarse a partir del
reconocimiento de la diferencia entre ambas determinadas por las funciones
que realizan.
El hombre en su devenir
histórico ha estado indisolublemente interconectado a sus ansias inagotables
por conocer los elementos más intrínsecos de los fenómenos con los que
interactúa, conocimiento que matizado por los contextos socioeconómicos,
convierte al sujeto social en un ente activo, consciente de la transformación
sobre sus formas de existencia. De ahí que la búsqueda inagotable del
conocimiento y la verdad forme parte inalienable del mismo. Sin embargo, esto,
que al parecer parece un
derecho natural de todos los seres pensantes,
ha estado estigmatizados por sistemas dominante que imponen como necesidad de
reproducción la ignorancia de la gran mayoría, convirtiendo el
conocimiento científico y el desarrollo de las
tecnologías en privilegios e intereses de las clases o
grupos sociales que conservan el poder. Desde
la división de las
clases sociales, el conocimiento se ha
convertido en instrumento de dominación sumisión de una clases sociales por
otras.
Nunca antes en la
historia de la humanidad, el conocimiento jugó un papel de
dominación como en el sistema capitalista. Si bien, como
producto de los procesos de transformaciones
tecnocientíficas, desde la
Revolución industrial de
Inglaterra las condiciones de existencia humana han
evolucionado hacia niveles superiores de subsistencia, el desarrollo de las
ciencias y las tecnologías, lejos de aportar significativamente a la
emancipación total del hombre, determinada por relaciones de dominación
capitalista se ha constituido en obstáculo de su desarrollo. Es este enfoque el
que asumimos para justificar el carácter antiético del sistema de dominación
capitalista, sistema que en sus actuales niveles de madurez reproduce
relaciones sociales enajenadas de la liberación verdadera de la sociedad del
siglo XXI. Sistema que estructura el desarrollo científico a partir de una
concepción del mundo que responda a sus propios intereses socio-clasista.
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